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Toma la mano que se te extiende. Sal a la calle. Búscate allá afuera. Fúmate un porro. Después te encontrarás en un rincón oscuro teniendo alguna Epifanía: el mundo funciona así y nadie se ha dado cuenta.

Eureka!

Arranca en el primer avión que encuentres. Recorre el mundo. Aprende de todo lo que puedas todo lo que te sea posible. A veces flaquearás pero no desanimes, a todos nos tumba el ocio de vez en cuando. Cántate a ti mismo canciones que te llenen. Recuerda como fuiste antes. Busca ser así otra vez. Búscalo desesperadamente, hasta que te falte el aliento. Un día convéncete de que hoy solo es ayer, pero actualizado y pon dos o tres fotos en las paredes.

Aprende a dormir otra vez.

Trata de no pensar en la muerte cuando las luces callejeras se enciendan. Un día te caerá la noche cuando caminas hasta la esquina y se te quitará el apuro. Respira hondo. Resiste el antojo de buscar ciertas palabras en el diccionario. Léete dos o tres libros - no demasiados. Trata de imaginar cómo se sintió Werther. Comienza a pensar en infinitivos: sin pronombres y desde arriba, sin tocar el suelo. Cree en los heroes. Colócalos en un lugar seguro y no le digas a nadie donde esta. Pregúntate a diario si crees en la gente.

Apúrate.

Trata de no sumar los días fatuos.

Encuentra de donde vienes: no te llevará a encontrarte, pero te dirá donde has estado. Siente el peso. Ajústate. Trata de no pensar en toda la gente que ha muerto en ese mismo lugar en el que estas ahora mismo; en todos los finales que te rodean. Apaga las luces por la noche. Conserva energía, por si acaso. No seas bobo, no seas sonso.

Ama, pero ten sensatez.

Ama otra vez.

Cuando te fallen, busca más heroes; no reinventes la rueda, alguien más pasó ya por aquí y entendió una cosa o dos. Escribe un libro. Ten un hijo. Construye algo. Piensa en el futuro. Trata de no pensar en la muerte cuando terminen las vacaciones. Pide cuanto favor puedas y haz cuantos favores te pidan. Léete a Nietzsche, en cuanto a la verdad. Se brutalmente sincero contigo mismo, pero miente cada vez que se mejore el mundo por ello. Mejora el mundo como puedas. Afila cuanto puedas de ti. Date cuenta que un filo es una punta, un ángulo, un rincón, algo finito.

Húndete. Aprieta los puños y sigue. No busques nunca lo que es auténtico: eso es una trampa del ego. No hay nada nuevo bajo el sol. No caigas en trampas (no seas bobo), o mejor dicho, no caigas en trampas de las que no puedas salir. Acostúmbrate a las trampas. Acomódate en ellas. Hazlas tu hogar. Derriba paredes, construye puertas.

Escucha mucha música. Todo el día, a toda hora, tan alto como puedas. Haz canciones, grábalas, mándalas a volar. Escribe todo lo que piensas. Rechaza el stream of consciousness del internet, pero no le des la espalda: al hombre solamente lo salva el hombre. Busca tiempo libre y llénalo de cosas para ti, utiliza el resto del tiempo para los demás.

Si estas solo, búscate un perro. Cuando se muera, búscate otro perro. Y ya.



No necesariamente en ese orden.

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