Arena para Maya




De camino a Hyams se habla de héroes. Los héroes, como es sabido, se imprimen en camisetas, se pegan en afiches en los cuartos y se garabatean en la libretas. En el carro nos apretamos por cuatro horas a desbaratar los heroes que nos quedan. El Ché fue un carnicero y Bob Marley fue un drogadicto. Pasamos de los héroes a los símbolos y después le tomamos fotos a una vaca (que nada tiene que ver con esto). Allá atrás se cantan canciones que se escucharon en mi cuarto a la edad del colegio y con las manos apretadas de la rabia. Hoy no se cómo tomar control de la radio y a cambio me doy a la tarea de mantener al conductor alerta. Comparamos nuestro trabajo con el de construir un pozo de agua potable en África, pero aflojen, caballero, que no es para tanto. Mucho hablaremos mañana de lo que significan las cosas.

Caída la noche entramos al Airbnb que rentamos creyendo que la vida se doma a distancia. Aquí nos esperaba toda especia de cucaracha y mosquito. A alguien se le ocurre atacarles con una aspiradora y lo peor es que resulta efectivo. Mientras cazamos insectos silvando en conjunto el tema de los Cazafantasmas, me imagino a los pobres mosquitos sofocándose en el contenedor de la aspiradora, viendo con terror como van cayendo compinches y cadáveres por el hueco y acostumbrándose a una idea: “Este día sí que es mi día”

Hablamos de la muerte, claro. Qué pasa si se pueden vivir doscientos años de un sopetón? No se puede hablar de la muerte sin hablar de la ética, como no se puede hablar de ética sin hablar de moral, asi que damos círculos hipotéticos que van desde Seneca hasta Elon Musk. Es justo no morirse? Te arriesgas a algo, si se te da la opción? Poco a poco se van muriendo los mosquitos, a la cucaracha la aplastamos de un chancletazo y asumimos que las trampas de ratones bajo las camas con como la caja del gato de Shroedinger.

Por la mañana intercambiamos opiniones de Tom Morello: "Make America Rage Again”, ya hablaremos de política, pero durante el desayuno, hay que ocupar las mentes con música. Yo tengo el propósito firme de conseguir arena. Aquí se jactan de tener la arena más blanca del mundo y hay una botella plástica en mi maleta que comparte mis metas. Se la llevaré a Maya, que lloró cuando me fui. Hay un aire de melancolía en el apartamento, mientras cogemos las patas de rana y las caretas y nos aventuramos a la maleza australiana.

Desayuno. Debatimos bienes raíces y el loco este que domina las noticias.

Luego en la playa caminamos sobre las rocas como los cazadores recolectores, colocando los dedos antes del talón y sin prisa. Aquellos no pueden creer que no seamos felices, yo no puedo creer que les haga feliz un bistec. De la felicidad se ha hablado mucho en estos días y yo me rehuso vehementemente a aceptar su búsqueda como mi búsqueda. Aquí meto los pies en la tierra como un avestruz al revés y planteo que la vida hay que dividirla por bloques, que ya se habló de la felicidad en griego y del amor en francés, que tal vez hay que hablar del futuro en inglés y luego quién sabe. Yo no creo que los cavernícolas hayan sido más sabios ni más felices que nosotros, sino que se morían a los doce años y no habían pensado nunca en una guillotina. Trataremos de descifrar qué quiso decir Douglas Adams con el 42: El significado de la vida es tan simple que esta frente a todos nosotros, haciéndonos cosquillas en las narices y con menos de tres dígitos, pero no lo vemos por simple, y si lo llegáramos a ver, no sabemos cómo entenderlo. Hay que ver que el resultado no es tam importante como la ecuación y ni la ecuación importa. Divagamos: la fama es otra forma de oligarquía y lo único que se busca en la vida es la certeza de que las ideas propias son aceptables, nada más. Eso es todo, hasta el poder.

Por allá se aburren, hay que levantarse y caminar. El agua esta fría. Hablaremos de esa forma de meditación en la que se grita a un compañero “te odio” por quince minutos, seguido por quince minutos de llanto. En la playa desemboca un río de agua negra que nos recuerda que debemos hablar de la melancolía como mecanismo de defensa. Cito dos o tres ideas de Sartre. A lo lejos se quema un bosque y en esta playa solo de muerte se habla.

Qué lejos estoy de todos!

Ya hay hambre, desde la escalinata me gritan que me apure. Yo me quito las chancletas sin apuro aquí abajo para llenar cuidadosamente una botella de arena blanca.

Comentarios

Entradas populares